Extracto del artículo escrito por Alexis Hurtado.
Ante la visita del mandatario de los EE.UU, una periodista local resaltaba el dato curioso de “el presidente Barack Obama ira al centro”, ¿porqué es enigmática esa palabra?, a diferencia de capitales como Praga, Ljubljana, en Europa, o Buenos Aires, distrito federal, Guatemala, capitales del sur, norte y de Centroamérica, respectivamente. Representan el corazón latente de sus países, orgullo de sus transformaciones y lugar de las recepciones a mandatarios tan distinguidos.
Por el contrario nuestra pequeña capital que en los años 70° fuera orgullo de toda Centroamérica, arquitectura a tipo francés en sus pequeñas dimensiones, y que acogiera eventos como miss universo en el año 1975, hoy por hoy muestra un panorama desalentador, calles tapizadas de ventas informales y ambulantes, zonas peatonales cubiertas de lámina, deterioro acelerado de la infraestructura clásica que todavía se encuentra en pie, baños continuos de smog e interminable fila de buses que pasan a sus alrededores irrespetando las señales, sonando incómodamente sus trompetas.
Imaginarse la escena no es difícil para quienes transitan el centro de la capital y que su cotidianidad de años la hace ver como normal, ediles capitalinos en la historia contemporánea mostraron dejadez por los hechos, uno más reciente liberó los parques que habían inundado los vendedores con sus cuartitos de lámina, otro los reubicó, otros dieron apertura y retrocedió lo ya recuperado y el actual trata de mejorar la estética perdida de nuestra ciudad mal dejada así por décadas.
El comentario de la periodista es acertado y más por la reflexión que nos deja, es importante recuperar nuestra capital, que como la etimología nos sugiere representa cabeza, las dificultades son muchas, las causas que posee este fenómeno son interminables.
La solución no es trasladar esa cabeza a nueva San Salvador como unos sugirieron años atrás, ni abandonar el centro como muchísimos negocios hacen a diario y dejar que la anarquía predomine, no se trata de polarizar, ni mucho menos dividir el gobierno central con el municipal como a estado por años.
El problema es de todos y aunque en estos últimos días se ha tratado de reordenar poniendo cada quien su parte y protagonismo. Muy fuera de sus intereses particulares es hora de hacer algo.
El día de hoy se ha sentado buen precedente. Es posible reordenar, limpiar y mantener ornato y vigilancia y coordinar con los vendedores para el ordenamiento.
No debemos esperar que venga de nuevo el mandatario estadounidense u otro homólogo para que volvamos a ver paredes pintadas, aceras arregladas y limpias y reordenamiento dinámico del transporte colectivo.
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