jueves, 26 de noviembre de 2009

Paz En Medio de la Tormenta I



Cuando nuestra nación estaba sumergida y ahogándose por la tormenta diaria de 16 asesinatos, por la superioridad del accionar de la delincuencia, las extorciones, por el miedo colectivo generado por la famosa “ofensiva pandilleril”, por la finalización del mes de octubre como el más violento de la última década; además la población estaba reaccionando entusiasmadamente por la intervención del ejército en las zonas de alta peligrosidad, siendo como último salvavidas institucional para detener la inundación del sentimiento de inseguridad en muchos salvadoreños/as.

En plena intervención del ejército en labores de seguridad pública, ocurre otra tormenta, pero en esta ocasión provocada por la naturaleza, y su punto de focalización se genera en el departamento de San Vicente; provocando la muerte de aproximadamente más de 80 personas; nadie se imaginaba el pronóstico de la catástrofe del deslave de lobo y rocas que se desprendió del volcán de Chinchontepeque, y que afectaría a los poblados de Verapaz, Tepetitán, etc.


En la mañana del domingo 8 de noviembre, todo El Salvador se enteraba de la magnitud de los daños materiales y físicos de las personas en muchas zonas del país; todos nos quedamos atónitos e impactados al ver las imágenes que solo en otras naciones ocurrían este tipo de fenómenos naturales; inmediatamente a pesar de la crisis económica, altos índices de inseguridad, violencia social y política, la sociedad salvadoreña se volcó en los diferentes centros de acopio para realizar sus donaciones de víveres y ropa, no importando el color político y religioso , el sentimiento de unidad y solidaridad para los damnificados fue superior para derrotar y desplazar la tormenta de la violencia que había inundado a toda nuestra nación de punta a punta; realmente fue como tener paz en medio de la tormenta, que se comprobó por la disminución considerable en el número de homicidios y otras acciones criminales en los primeros días de la catástrofe natural.

Como organización, no nos quedamos con los brazos cruzados, inmediatamente accionamos un plan de emergencia para recolectar víveres, ropa y dinero en las instalaciones del auditórium de la UFG, además utilizando los diferentes medios como el internet realizamos especialmente una convocatoria para que los/as jóvenes fueran actores principales para ayudar en la emergencia nacional provocada por las lluvias; lo cual obtuvimos una respuesta inmediata.

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